LA BARONESA LIBRERIA
Baila, baila, baila es la novela que hace un rompe aguas en la obra literaria de Haruki Murakami. La historia fue escrita en el año 1988, una etapa de transición en su narrativa. Para el momento el escritor japonés ya había alcanzado un rotundo éxito editorial con Tokio Blues, novela en la que la existencia y la psicología de los personajes le dan forma a toda la historia. Tal fue el éxito de esta obra, que Murakami dijo en algunas entrevistas, que tal éxito lo abrumó y que por eso quiso escribir otra cosa. Ahí fue cuando emprendió entonces la escritura de Baila, baila, baila.
La novela se transformó en el gran paisaje iniciático de sus mundos mágicos, en los cuales las trasformaciones oníricas son la clave para descifrar los trozos de la historia que se nos cuentan. Los sueños, el constante encuentro con el pasado, y los personajes enigmáticos, y por momentos signados a develar todas sus contradicciones existenciales, fueron tomando forma con Baila, baila, baila de una manera definitiva. También es la novela bisagra para el constante alargamiento de la realidad que caracteriza la narrativa de Murakami. Basta leer Kafka en la Orilla (quizás una de sus mejores novelas) para encontrar lo depurado de estos elementos.
Baila, baila, baila es una continuación de La caza del carnero salvaje, una novela publicada en 1982, en la cual el personaje del “hombre carnero” cobra vida a partir de una valla publicitaria. La característica de continuación no implica que deban leerse seguidas, ambas novelas pueden leerse de manera independiente, aunque se repiten personajes, ciertos ambientes y algunas referencias oníricas. En Baila, baila, baila, el “hombre carnero” se mantiene más en las sombras, y la obra profundiza en los juegos con la realidad que sufre el personaje central, llegando por momentos a sobreponer estos acontecimientos a la trama.
Se puede definir Baila, baila, baila como una novela de investigación y de misterio, en la cual la fantasía alberga y sostiene todo lo que ocurre. Pero más allá de ello, la novela (a pesar de lo sencilla que pueda presentarse su narración) se construye desde los personajes, algo notable en la propuesta narrativa de Murakami. Los personajes aislados y, en cierto punto, totalmente alienados de su vida cotidiana y de su realidad, no parecen percatarse de estar siendo participes de la proyección de un sueño, de habitar en una realidad paralela, en la cual el espacio-tiempo se difumina, y ya serán muy pocas cosas los que los aten a la realidad.
Baila, baila, baila es la novela que hace un rompe aguas en la obra literaria de Haruki Murakami. La historia fue escrita en el año 1988, una etapa de transición en su narrativa. Para el momento el escritor japonés ya había alcanzado un rotundo éxito editorial con Tokio Blues, novela en la que la existencia y la psicología de los personajes le dan forma a toda la historia. Tal fue el éxito de esta obra, que Murakami dijo en algunas entrevistas, que tal éxito lo abrumó y que por eso quiso escribir otra cosa. Ahí fue cuando emprendió entonces la escritura de Baila, baila, baila.
La novela se transformó en el gran paisaje iniciático de sus mundos mágicos, en los cuales las trasformaciones oníricas son la clave para descifrar los trozos de la historia que se nos cuentan. Los sueños, el constante encuentro con el pasado, y los personajes enigmáticos, y por momentos signados a develar todas sus contradicciones existenciales, fueron tomando forma con Baila, baila, baila de una manera definitiva. También es la novela bisagra para el constante alargamiento de la realidad que caracteriza la narrativa de Murakami. Basta leer Kafka en la Orilla (quizás una de sus mejores novelas) para encontrar lo depurado de estos elementos.
Baila, baila, baila es una continuación de La caza del carnero salvaje, una novela publicada en 1982, en la cual el personaje del “hombre carnero” cobra vida a partir de una valla publicitaria. La característica de continuación no implica que deban leerse seguidas, ambas novelas pueden leerse de manera independiente, aunque se repiten personajes, ciertos ambientes y algunas referencias oníricas. En Baila, baila, baila, el “hombre carnero” se mantiene más en las sombras, y la obra profundiza en los juegos con la realidad que sufre el personaje central, llegando por momentos a sobreponer estos acontecimientos a la trama.
Se puede definir Baila, baila, baila como una novela de investigación y de misterio, en la cual la fantasía alberga y sostiene todo lo que ocurre. Pero más allá de ello, la novela (a pesar de lo sencilla que pueda presentarse su narración) se construye desde los personajes, algo notable en la propuesta narrativa de Murakami. Los personajes aislados y, en cierto punto, totalmente alienados de su vida cotidiana y de su realidad, no parecen percatarse de estar siendo participes de la proyección de un sueño, de habitar en una realidad paralela, en la cual el espacio-tiempo se difumina, y ya serán muy pocas cosas los que los aten a la realidad.